domingo, 15 de enero de 2012

Compendio Xcaret de la escritura jeroglífica maya descifrada por Yuri V, Knórosov.


Desde  muy joven Yuri Valentinovich Knórosov había  manifestado un  enorme  interés por la lingüística, a los  17 años  ingresó a la  Universidad de Moscú,  su innata  habilidad  lo  llevó a comprender los  jeroglíficos  egipcios, el   árabe, el sánscrito, chino y  japonés. Conocimientos  que le permitieron   realizar  estudios de lingüística  comparada. A los  21  años se  convirtió en  una  de las millones de personas  que la   vorágine de la  Segunda Guerra  Mundial transformó en soldados. Participó en  la  batalla de Berlín la  primavera de 1945  como parte  del Ejército Rojo. El inusual  botín de  guerra con el que regresó,  dos  libros  que  pertenecieron a la Biblioteca  Nacional Alemana, la edición que realizó Étienne Brasseur de Bourbourg de  La  Relación de las  cosas de Yucatán de  fray  Diego de Landa  y una  reproducción de los  códices   mayas  preparada por los hermanos Antonio  y Carlos A  Villacorta en 1933. A  partir  de  esos documentos  y alentado por uno de  sus maestros, Knórosov  se fijó  el tremendo  reto de  descifrar  la escritura maya.  Estaba totalmente  convencido  que  "cualquier sistema  de  escritura producido por  el  hombre puede ser leído por el hombre".

En  1952 publicó un  artículo en la revista Etnografía  Soviética en el  que  sugirió  que la escritura  de los  antiguos mayas era jeroglífica y  que el alfabeto elaborado por Diego de Landa  aportaba la clave necesaria para su esclarecimiento. Proposición   que   quedó demostrada en  l955,  con  el trabajo  que   le  otorgó el  grado de doctor La Relación de las  cosas de Yucatán como fuente histórica. En 1963 publicó en Moscú  la Escritura de los  indios  mayas  y en 1975   en Leningrado apareció el libro Manuscritos jeroglíficos de los mayas,  que es la traducción al  ruso de los  códices  mayas   precolombinos.

A  pesar del  tiempo   transcurrido  desde el descubrimiento de Knórosov,  su enorme hazaña, fuera de la órbita  soviética,  pasó  casi completamente  desapercibida,   situación  que se debió principalmente   a que  entre  los   innumerables  frentes   abiertos  durante la  Guerra  Fría,  la  paternidad de los grandes   descubrimientos  fue  uno de los  instrumentos propagandísticos de mayor  importancia; si no se lograba conseguir el triunfo, al menos se podía  negar el del oponente.  Sir  John Eric Sidney Thompson considerado en  occidente  como la máxima autoridad en  epigrafía maya,  jugó un papel  decisivo al negar  categóricamente el uso de  signos  foneticos por los mayas, sembrando   grandes  dudas sobre  las  aportaciones del lingüista  ruso. Su opinión  influenció   a  gran parte de  la  comunidad  científica. Thompson escribió  "hasta  donde  sé  nunca   ha  habido un   desciframiento en Rusia y    por lo  tanto nunca lo  habrá". 

Sucesos que nos recuerdan de alguna  manera  el  episodio en que  ingleses  y franceses  se involucraron  en la  carrera por descifrar la escritura  egipcia  a partir del descubrimiento de la   Piedra  Rosetta.  Salir  victoriosos para  cada  una de las partes,  se convirtió en  una cuestión de orgullo nacional. La  larga  rivalidad   entre  ambas   naciones  se  encontraba   recientemente acicateada  por la   capitulación  francesa del  30 agosto de  1801 en Egipto, rendición que  entre  otras  cosas, estipulaba  que  las  antigüedades "encontradas"  por los franceses debían  pasar  a manos  británicas. La Rosetta terminó en el Museo  Británico pero Francia venció en la carrera,  con el descubrimiento que le  otorgó  fama  eterna  a  Champollion.

Knórosov en una demostración  de la modestia  que lo  caracterizaba, explicaba como  había logrado salir airoso  donde  todos   habían  fracasado. Atribuyó su éxito por la  simple y  sencilla razón que  las  personas  que  lo   habían  intentado   con  anterioridad  eran    antropólogos y  él   era  lingüista. En ese simple   hecho  radicaba toda  la  diferencia

En México sobre  sus  investigaciones no se  sabía  casi nada, una nota en la  revista  Siempre de 1982  en la  que  Knórosov  interpretó  algunos signos, mostrando un ejemplo de lirica  maya,   y un  escueto  artículo de    siete  páginas en  un libro que conmemoraba el sesenta  aniversario de las relaciones entre la URSS y México de 1984 formaron parte de las  escasas  noticias  que  pudieron  filtrarse fuera de las conocidas  por el  pequeño círculo de especialistas. En el ámbito internacional las cosas no eran muy  diferentes, basta mencionar como ejemplo    la  información  publicada  en la monumental obra titulada Los   orígenes del  Hombre  que  editó  en  1994  el grupo TIME-LIFE (1)   donde afirman,  sin ningún rubor, que  "la mayoría  de los  signos de la  escritura  maya siguen  aún sin traducir"

El 26 de  agosto 1993  se presentó   en televisión nacional  un  programa llamado   "La  resurrección  de  los antiguos  mayas" en el que  fue leído un texto jeroglífico en idioma  cholano del  siglo VII, y a continuación fue traducido al español. Esa ocasión fue la primera vez que en el país se dio  a conocer  de manera  amplia  que  ya era  posible leer los  jeroglíficos  mayas. En  1995  bajo los  auspicios de la UNAM se  celebró en la Universidad de  Quintana Roo el  Tercer Congreso Internacional de Mayistas, la presencia de Knórosov  se  convirtió en la mejor oportunidad que tuvo la comunidad  académica internacional para otorgarle un merecida   reivindicación pública. En esa  ocasión aprovechó  para expresar   el deseo de  ver la  totalidad de su  trabajo  en nuestro idioma.







Decía  Thomas  Fuller, con mucha razón, que  "La  cultura  ha  ganado principalmente  con  aquellos  libros con los  cuales los  editores han perdido  dinero". Como  todas  las  grandes obras, la  gestación del  libro necesitaba a  alguien dispuesto a  asumir  el desafío de llevarlo a  cabo, en este caso fue Patricia Rodríguez  Ochoa  que se enfrentó en primera instancia al  gran  obstáculo de  conseguir  el  financiamiento necesario para su edición. Cuando  todo  parecía  complicarse, la  esperanza surgió  de un  lugar insospechado, los  socios del parque Xcaret  se interesaron en el proyecto y  otorgaron las  primeras  aportaciones,  la universidad y el  gobierno de Quintana  Roo y  la  empresa Vía Láctea se sumaron al esfuerzo,  después de  muchos  trabajos,  finalmente  en 1999 salía de las prensas de la  Editorial  Sestante, El Compendio de XCaret.


Yuri V. Knórosov (1922-1999) *

La  obra  consta de  tres  tomos.  En el primero  se  establece los pormenores de la  edición,  el proceso  que llevó al desciframiento, el método de  lectura  de los  jeroglíficos,  y un  catálogo con 1035 signos. El segundo contiene la reproducción de los códices Dresde, Madrid y París, y en el tercero se  ofrece  la  transcripción, transliteración  y  la  traducción al español de los tres  códices. Por  vez  primera se publicó   un  compendio que  incluye el  trabajo  realizado por  Knórosov  durante cuarenta años.  A la relevancia del  contenido hay  que  añadir  la  belleza en la  confección, es un  conjunto al que lo  único que  le hace  falta son años.

Imagen del catálogo 

En el  catálogo aparece  en primer  lugar el dibujo de  cada  grafema en un recuadro. Junto a la  esquina superior de éste se  encuentra el  número de identificación  y  algunos  datos  complementarios


Reproducción del códice Dresde

Traducción 


A partir  del  descubrimiento de    Knórosov  fue fácil leer los textos mayas  de  épocas  más  remotas   que  se encuentran en recipientes de cerámica,  frescos y en estelas de piedra. Se ha ido  develando información  de enorme utilidad para ayudar a  conocer mejor la  antigua  civilización maya. El trabajo de Knórosov  constituye  uno de los  argumentos más  sólidos para  contrarrestar  de una vez por  todas, los  numerosos mitos  que han  girado alrededor  de los mayas y  en especial  las   ridículas afirmaciones sobre las   mal  llamadas profecías mayas relativas  al  2012.



El  30 de marzo de  1999  falleció  Yuri  V. Knórosov,  esperando  atención médica en el  gélido pasillo de un  hospital en San  Petersburgo,  los  restos mortales  del  hombre  que  descifró la  escritura  maya encontraron   su destino  final  en una fosa  común  de la misma  ciudad.



Notas.
(1) Tomo 22, El nacimiento de la  escritura,  p.130 
*Fotografía  perteneciente a Semblanzas de los Amigos:  60  años de  relaciones México - URSSAgencia  de prensa Nóvosti. 

Bibliografía.


Maitland A,  Edey. Orígenes del  Hombre. Bracelona, TIME-LIFE. folio 1994, 40 T.
Knórosov, Yuri V, Compendio Xcaret de la  escritura  jeroglífica maya descifrada  por  Yuri V.  Knórosov. México,  Editorial  Sestante, 1999  3 T.
Vasilkova, Inna.  El  hombre  que   hizo posible  que los  antiguos  mayas  hablen en Ruso  en  Semblanzas de los Amigos:  60  años de  relaciones México URSSAgencia  de prensa Nóvosti. México, Imprenta Madero,  1984.  98 pp.

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